miércoles, 26 de enero de 2011

Abu Simbel, Templos del Desierto

Abu Simbel vive un tanto a la sombra de las otras maravillas que se
pueden contemplar en Egipto, como las Pirámides o la Esfinge. Sin
embargo, para los que puedan acercarse a ver estos templos, se trata
de uno de los monumentos más impresionantes del país.

Se trata de un complejo de Templos excavados en la roca. Este complejo
fue mandado construir por Ramses II, uno de los faraones más
importante del antiguo Egipto.

Situado al sur del país, a unos 300 kilómetros de Aswan, se trata de
uno de los templos mejor conservados de todo Egipto.

Está dedicado al culto del propio Ramses, al igual que tantos otros
dispersos por todo el país. Su construcción se inicio aproximadamente
en el 1280 a.c. y duró unos 20 años. Su propósito era impresionar a
los vecinos del sur, fortaleciendo el prestigio de Egipto y realzando
la figura del Faraón, un Dios en la mentalidad de los súbditos.

El complejo está compuesto por dos templos. El mayor de ellos está
flanqueado por dos grandes estatuas de Ramses II y está dedicado a Ra,
Ptha y Amón. EL segundo, algo menor, está dedicado a la diosa Hathor,
personificada por la esposa favorita del Faraón, Nefertari.

El templo mayor de Abu Simbel es, sin duda, uno de los más bellos que
se pueden contemplar en todo el mundo. Su fachada tiene, nada menos,
que 33 metros de altura y cada una de las estatuas de Ramses miden 20
metros. Están esculpidas sobre la roca original, lo que da idea del
descomunal trabajo que supuso su construcción, bajo el asfixiante
calor del Alto Egipto.

También están representados varios miembros de la familia real, aunque
de menor tamaño. La parte interior está compuesta por varias salas que
disminuyen de tamaño conforme se acercan al santuario.

El templo está decorado con numerosas estatuas de los dioses a los que
está dedicado, así como con pinturas que reflejan las diversas
batallas ganadas por el Faraón. El templo está construido de forma que
durante los días 20 de Febrero y 20 de Octubre, los rayos del sol se
adentran dentro del templo y alumbran con un halo las caras de los
grandes dioses Amón, Ra, y Ramsés. La cara del dios Ptah no se ilumina
nunca al ser considerado el dios de la oscuridad

El Templo menor también está excavado en la roca, con una fachada
decorada por seis estatuas: cuatro de Ramses II y dos de Nefertari. La
entrada conduce a una sala con seis columnas con capiteles decorados
con las cabezas de la diosa Hathor.

El traslado

Tan impresionante como la visión de este conjunto es conocer la
historia de su traslado.

En la década de los 60, debido a la construcción de la Gran Presa de
Aswan y el consecuente aumento del nivel del Nilo fue necesario
reubicar varios templos, incluidos éstos, que se hallaban a la orilla
del río. Un equipo internacional, compuesto con expertos de varios
países, debió ponerse a trasladar unos metros todo el conjunto de
templos, desmontándolos con todo el cuidado posible y volviéndolo a
montar posteriormente. Se trato de una de las obras de ingeniería más
impresionante jamás efectuada. De hecho, los que tengan la oportunidad
de contemplar Abu Simbel, siempre saldrá con la misma duda: ¿cómo fue
posible?. Como anécdota comentar que el actual visado que se cobra al
entrar en el país, se instauró para que Egipto pudiera pagar la parte
que le correspondía del traslado. La otra parte fue financiada por la
UNESCO.

Alejandra Angulo
EES
http://locuraviajes.com/blog/abu-simbel-los-templos-del-desierto/

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